Por Francisco Alfaro Pareja
@franciscojoseap
Se abre un nuevo capítulo en la historia política de Venezuela. La oposición tendrá a partir del 5 de enero de 2016 una mayoría que no tenía desde hace más de 15 años. Los venezolanos lograron, por vía democrática, pacífica y electoral regular un importante conflicto. A partir de aquí presento algunas claves para la convivencia democrática. Primeramente cómo administrar la victoria y la derrota de cara al fortalecimiento de la democracia y la convivencia pacífica.
Cómo asumir la victoria: la oposición debe partir de que el apoyo que alcanzado es la suma de sus base natural a favor de un cambio y sectores chavistas que votaron contra la falta de rectificación del gobierno de Maduro. De la primera base, quizá la mayor parte, lo ha hecho por el proyecto unitario que ha dejado de lado las diferencias partidistas. El reto ahora es cómo conciliar las diferencias legítimas en las propuestas parlamentarias con un sentido unitario para no desmovilizar a su electorado. De la segunda base, la MUD debe entender que este sector no necesariamente se ha pasado a la oposición. Muy por el contrario, puede haber dado su apoyo de manera coyuntural ante la ausencia de salidas a la actual crisis.
El reto para la MUD es mantener este apoyo para su actual gestión al frente de la Asamblea y para futuras coyunturas que se presentarán el año que viene. Finalmente, la MUD debe lograr lo que se ha perdido en estos últimos años: la inclusión de la minoría, el respeto a la Constitución y la ley, la contraloría a los poderes públicos, el reconocimiento del otro la pluralidad, la vuelta al funcionamiento de las instituciones y la promoción de políticas concertadas. Para ello, deberá hablarle al país con empatía y moderar a sus sectores voceros más exacerbados, sin renunciar a sus propuestas.
Cómo asumir la derrota: Por su parte, el Gran Polo Patriótico (GPP) debe leer esta contundente derrota como un claro mensaje del país, tanto opositores como militantes chavistas, de que es necesario dar un giro de 180º o como decía Chávez “un golpe de Timón”. A diferencia del año 2007, donde un importante sector se abstuvo a nivel electoral, en esta elección decidió votar por la oposición. El hecho de haber vuelto a las cifras de pobreza de 1998, tener una inflación alrededor de 200%, escasez generalizada, falta de producción, represión política, censura en los medios, entre otros problemas debe ser un toque de campana urgente. Estando tan determinado por el gobierno nacional, el GPP debe cambiar su visión suma cero del todo o nada, del amigo – enemigo el cual es contrario a la democracia. Esto no es cualquier cosa. La violencia discursiva y la polarización es un tipo de violencia que va generando las bases para la violencia directa y estructural. La exclusión política ha terminado generando exclusión social.
Toca ahora el momento de los cambios, no sólo de funcionarios sino de rumbo y de formas de hacer las cosas. Esto no implica renunciar a reivindicaciones sociales, de hecho estoy seguro que en la MUD varias organizaciones coindicen con muchos de los planteamientos del gobierno en cuanto a propuestas. Sin embargo, el 2016 será un año de medidas duras e impopulares que necesitarán de grandes consensos si se desea salvar la economía. El propio Evo Morales ha llamado a la autoreflexión sobre los últimos resultados en Argentina y ahora en Venezuela. Sólo bajo una apertura inclusiva ante la nueva realidad del país el GPP mantendrá su vigencia como opción política o terminará por descender de manera irreversible en los índices de popularidad. Un escenario de choque de poderes no le conviene al gobierno nacional, pero más peligroso aún, no le conviene al país.
Rectificar es de sabios y en democracia esto no implica el fracaso final. Simplemente es alternabilidad y pluralidad, principio que está en nuestra Constitución de 1999. No asumir esta variable cuestiona la existencia de un verdadero espíritu democrático. Allí estaríamos hablando de un tema mucho más complejo.