miércoles, 17 de febrero de 2016

La escalada de la violencia y el debate de la amnistía en Venezuela


Por Francisco Alfaro Pareja
@franciscojoseap

El día de ayer se produjo la aprobación en primera discusión de la Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional propuesta por la oposición venezolana. Dicho proyecto busca recomponer el tejido social y solventar las diversas escaladas del conflicto político que se han venido produciendo en Venezuela desde 1999 y en donde se han presentado actos de violencia, víctimas mortales, impunidad en determinados, violación del orden constitucional, presos políticos, juicios viciados, todo ello en medio del deterioro de los canales institucionales y sociales que ha venido sufriendo el país. En dicho marco se dio un debate muy acalorado entre esta bancada y la del Polo Patriótico afín al gobierno nacional.

Si bien es fundamental hacer revisión exhaustiva al contenido de la ley, lo que ameritaría una nueva publicación en este blog, este post busca centrarse en el tema de la comunicación entre los interlocutores de los principales bandos políticos en Venezuela desde el punto de vista de los estudios de conflicto. La intervención de dos de los voceros más icónicos de ambos sectores Diosdado Cabello y Henry Ramos Allup permiten realizar algunas reflexiones (Este es el link del debate https://www.youtube.com/watch?v=BrZjaFWDjXg )

Al escucharlas se evidencia que:

1) En Venezuela el conflicto político aún no ha madurado como para conducir la posibilidad del diálogo, la memoria, la reconciliación y el perdón. Las heridas están más abiertas que nunca.

2) Una ley de Amnistía que vaya de 1999 hasta el 2016, tal como manifiesta Cabello, es tan excluyente como la ley de Memoria Histórica que va de 1958 hasta 1999 vigente y que excluye todo delito que pueda haberse cometido durante el gobierno de Chávez y Maduro. Esto ameritaría una urgente revisión para que dichas leyes sean complementarias e incluyentes.

3) Si bien se agradece la existencia de un espacio de debate como el de la Asamblea, no deja de preocupar el tono de los discursos, el contenido violento y descalificador de parte de ellos, y la reacción de los diputados de manera violenta. El tema de las "formas" en mucho hace el "fondo" y preocupa la falta de interpelación mutua y empatía.

4) Por otra parte, es grave el tema de los procesos judiciales viciados o de aquellos en los que nunca se hizo justicia. Si no hay un reconocimiento mutuo y responsable de ambas partes en cuanto a las fallas en estos procesos a lo largo del tiempo, estas leyes terminan teniendo una influencia más negativa que positiva. No hay víctimas más legítimas que otras ni victimarios con más razón que otros, más aún si dichos crímenes se produjeron en períodos democráticos.


5) Por otra parte, sería fundamental, tal como se hizo en Uruguay durante la transición, que dichos proyectos de ley sean sometidos a Referéndum para que cuenten con la legitimidad de la ciudadanía. Esto le da un respaldo importante difícil de eludir.

6) Es también preocupante el choque de interpretaciones legales que está ocurriendo entre el poder ejecutivo y judicial (con el silencio peligroso del poder moral y electoral) por un lado y el poder legislativo por otro. Si los poderes públicos no son capaces de canalizar los conflictos de manera adecuada, incluso después de procesos electorales, se abre el peligroso espacio para la acción ciudadana, el estamento militar y ahora otros grupos organizados con poder de fuego. Más aún cuando la crisis económica es cada vez peor. Es urgente que los dirigentes políticos sigan haciendo esfuerzos por encima de las actitudes excluyentes y los hagan visibles ante la opinión pública. La sensatez y la decisión de desmarcarse de posturas excluyentes es el mejor consejero en momentos de incertidumbre nacional. Muchas veces con altos costos en lo político electoral pero con grandes recompensas en la construcción del país. Es aquí donde se mide la calidad y la altura de los políticos.

El debate de la memoria histórica y los procesos de reconciliación han superado las tradicionales visiones de perdón y olvido. Son más lentos y complejos porque requieren del reconocimiento mutuo, de actos de mea culpa y de la aplicación de nuevos tipos de justicia como la transicional y la restaurativa. Países como Colombia son una escuela en esta materia y de la cual el mundo puede aprender. A nivel interno, experiencias como la de Proyecto Alcatraz quizá puedan dar luces de cómo extrapolar su metodología de justicia restaurativa del ámbito interpersonal y social al ámbito político. En todo caso estos procesos requieren tiempo, voluntad política, especialistas en la materia y pluralidad.


Hoy, más que nunca, es fundamental que las fuerzas capaces de crear puentes de diálogo, negociación, interpelación y acción se activen y tengan impacto en la opinión pública frente a la violencia creciente en el país. 

jueves, 4 de febrero de 2016

Proyecto Alcatraz: Revelación, innovación, inspiración y esperanza social

Por: Francisco Alfaro Pareja
@franciscojoseap

Sin lugar a dudas la violencia directa, producto de la acción de bandas delictivas, es uno de los más graves problemas de América Latina. En Venezuela han sido numerosos, pero pocas veces exitosos, los esfuerzos, las políticas y las acciones de gobiernos nacionales, regionales y locales para prevenirla, reducirla y abordar sus consecuencias de manera efectiva. Sin embargo, pude conocer recientemente una extraordinaria iniciativa: el Proyecto Alcatraz, desarrollado por la fundación Ron Santa Teresa en El Consejo, Estado Aragua. Proyecto Alcatraz busca promover la reinserción de jóvenes pertenecientes a bandas criminales a la vida laboral y comunitaria mediante la mediación, el abandono de las armas y la restauración de justicia a las víctimas y familiares.

El proyecto surgió en el año 2003 luego del secuestro y posterior liberación de un empleado de la hacienda Santa Teresa. A partir de allí, el propio dueño de compañía Alberto Vollmer, encabezó una iniciativa innovadora y arriesgada encaminada a pacificar y desarmar a las bandas criminales y procurar la reinserción de sus miembros. Para ello los miembros reciben formación en diversas áreas tales como sensibilización en valores, atención psicológica, trabajo en equipo, formación en oficios y la práctica del rugby. 

Es una experiencia reveladora en cuanto a que a pesar de que ya el proyecto cuenta con 12 años de vida es poco conocido el alcance de tan importante iniciativa. De hecho muchas personas conocen a Santa Teresa por su ron y ahora por el rugby. Lo que mucha gente no sabe es que los jugadores del equipo de rugby, actual campeón nacional, son jóvenes reinsertados y que con el deporte, el trabajo, el perdón y la reparación forman nuevas generaciones que se han reinsertado. El resultado es una reducción significativa de la violencia y los índices delictivos en El Consejo en los últimos diez años. El nuevo paso ha sido llevar el rugby con fines educativos y socializadores a las cárceles.

Alcatraz es una experiencia innovadora en cuanto a que existen muy pocos manuales o libros sobre  medios alternativos para la reducción de la violencia directa y la regulación pacífica de conflictos en contextos urbanos y periurbanos. Siendo este tipo de violencia una de las más complejas y de las más comunes en América Latina, son pocos los estudios filosóficos, teóricos y metodológicos del tema. Alcatraz es una propuesta venezolana exitosa que parte de la innovación práctica, el enriquecimiento teórico y su interacción. Con su sistematización se podría convertir en unos años en una propuesta exportable similar a El Sistema de Orquestas. 

Alcatraz es una experiencia inspiradora en cuanto a que es un proyecto surgido de la empresa privada, con el compromiso de las comunidades populares y ahora con el apoyo de las autoridades. Es una muestra de cómo un hecho de violencia pudo transformarse constructivamente en una oportunidad para la potenciación de la paz, el crecimiento y el cambio. 

Finalmente, Alcatraz es una experiencia esperanzadora porque representa una vía, una manera, una propuesta para para el presente y para el futuro. Los jóvenes son testimonios vivientes al cual acceden los que visitan la hacienda y que les permiten ver de primera mano que sí es posible, que sí hay vías para la disminución de la violencia, la potenciación de la paz y la aplicación de justicia restaurativa como complementación a la justicia penal tan cuestionada, corrompida e ineficaz en nuestro país. Ver a jóvenes que cometieron algún tipo de crimen y/o daño sobre personas y familiares, potenciando sus capacidades para apoyar activamente a otros jóvenes en su proceso inicial de reinserción y realizando acciones reales de reparación a víctimas o familiares es una inspiración.

Algunos retos del Proyecto Alcatraz son: profundizar en los procesos de reparación a las víctimas; ampliar el apoyo del sector público y las organizaciones de base para la promoción de la justicia restaurativa; aumentar las alianzas con otras empresas para la apertura de más oportunidades laborales; estudiar posibles vías para su expansión y adaptación a otros contextos, tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, son más los logros, las perspectivas y las posibilidades de esta iniciativa, sin lugar a dudas, una de las más importantes en nuestro país. 

Como material complementario sugiero ver el documental español Róbinson de media hora, en donde presenta de manera resumida el origen y logros del Proyecto Alcatraz.  (Ver link https://www.youtube.com/watch?v=iPY5cA3ULvI )