A diez años de la Mesa de Negociación y Acuerdos 2002
– 2003: ¿una nueva propuesta de mediación para la regulación del conflicto
político en Venezuela?
Por: Francisco Alfaro Pareja*
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Jimmy Carter, Jennifer McCoy, César Gaviria y Hugo Chávez en el marco de las negociaciones entre gobierno y oposición en el año 2003. |
Uno de los
eventos políticos más importantes de esta primera década del siglo XXI en
Venezuela, en cuanto a mediación de conflictos fue, sin lugar a dudas, la labor
de mediación desarrollada en la Mesa de Negociación y Acuerdos entre los años
de 2002 y 2003.
Si bien una
negociación es el proceso mediante el cual dos o más partes intercambian
elementos de valor a fin de subsanar un conflicto, la mediación es una
negociación asistida por un tercero al que recurren voluntariamente las partes
cuando no han podido entenderse por sí solas ni a través de sus representantes.
Este tercero debe ser legitimado por común acuerdo de las partes, ya que su
función será, fundamentalmente, hacer que las partes se entiendan, crear
puentes de comunicación a fin de que estas cambien sus percepciones acerca del
problema que las aflige. Esto significa poder mirarlo desde “otro lugar”. Un
“lugar” que permita crear acercamientos entre las partes.
Este
mecanismo impulsado por el Centro Carter (CC) - a solicitud del Gobierno del
presidente Hugo Chávez y la entonces Coordinadora Democrática que agrupaba a la
Oposición - y respaldado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el
Proyecto de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), sirvió de mecanismo
de regulación pacífica del conflicto político en una de sus fases, el cual
había desarrollado una escalada violenta en esos años después del golpe de
estado de abril de 2002 y el paro petrolero de diciembre de ese mismo año.
Si bien la
Mesa de Negociación y Acuerdos previó, en el documento llamado «Síntesis
Operativa», alcanzar un acuerdo para « […] solucionar la crisis del país por la vía electoral […] » (Centro
Carter, 2005:12) como objetivo fundamental - con
lo cual pudiese asumirse que los facilitadores partieron de la perspectiva de
una «resolución» a rajatabla -, la utilización del término «construcción de
paz» en el título del informe final del Centro Carter, así como lo variado de
las actividades, habla de un proceso y de una complejidad presente en el
proceso mediación política a nivel intersectorial. De hecho, como objetivos adicionales
de la Mesa se planteó el fortalecimiento del sistema electoral, el desarme de la
población civil y la instalación y el
funcionamiento de la Comisión de la Verdad
(Centro
Carter, 2005:4). En ese sentido,
aunque la aspiración era la resolución de la violencia en el conflicto, la
forma en que se diseñó el plan de trabajo nos habla más bien de la previsión de
un proceso de «regulación», por lo complejo que se planteaba el caso.
Posteriormente,
la Mesa promovió y logró la suscripción de un documento titulado «Acuerdo entre la Representación del Gobierno de la República
Bolivariana de Venezuela y los factores políticos que lo apoyan y la
Coordinadora Democrática y las Organizaciones Políticas y de la Sociedad Civil
que la conforman» (Centro Carter, 2005:23-26), en el que las partes aseguraron comprometerse a contribuir al fortalecimiento del clima de paz en el
país. El contenido del documento, firmado el 29 de mayo de 2003, afianza el
acuerdo de las partes en cuanto a principios fundamentales como: a) el respeto
a la democracia y la ley representadas en la Constitución de 1999, la Carta
Interamericana Democrática y los Derechos Humanos; b) el papel de la Fuerza
Armada Nacional como monopolizador del poder del Estado; c) el desarme de la
población; d) la creación de la Comisión de la Verdad en la Asamblea Nacional;
e) la imparcialidad del Consejo Nacional Electoral; f) la creación de un Enlace
para el cumplimiento del Acuerdo. Adicionalmente,
y quizá el aporte más concreto del instrumento, es la salida por vías
pacíficas, democráticas y electorales que se vislumbra a la violencia en el
conflicto, específicamente a través del acuerdo sobre la legitimidad para la
convocatoria de un referéndum revocatorio presidencial. Asimismo, el Centro
Carter continuó su labor promotora de paz en Venezuela con la capacitación de
comunidades y sectores de base, la incidencia en la generación de movimientos
de la sociedad civil y la sensibilización y formación de trabajadores de los
medios hasta el año 2005.
En ese sentido,
la realización del referéndum revocatorio se presentó como regulación pacífica
a la violencia presentada en el conflicto entre al Gobierno Nacional y sus
seguidores y a los factores opositores y sus seguidores. Si bien no significaba
la solución al conflicto, sí dio una nueva dinámica a este diferendo. (Para mayor información ver el el informe "El Centro Carter y el proceso de construcción de paz en Venezuela: junio 2002 - febrero 2005" en el siguiente link http://www.cartercenter.org/documents/2137.pdf)
La Mesa de
Negociación y Acuerdos 2002 – 2003 fue una experiencia mediadora exitosa que logró
regular el conflicto entre Oposición y Gobierno en Venezuela en una de sus
fases, quizá la más importante: aquella donde la violencia alcanzó niveles de alta peligrosidad y las instituciones y autoridades habían perdido legitimidad.
En la
actualidad, una nueva experiencia mediadora es necesaria para potenciar las
regulaciones pacíficas. Si bien hasta los momentos se ha mantenido a nivel
general el marco institucional y legal, cada vez más son los hechos donde la
aplicación de la ley y la actuación de las autoridades pareciera estar más
apoyado en criterios partidistas distintos al interés democrático. En el marco
del Giro Epistemológico como nueva perspectiva filosófica para el abordaje de
los conflictos, la «mediación» aumenta su espectro de aplicación. Ya no es
vista sólo como un método de regulación de conflictos que se activa en
determinado momento, sino que es una práctica ya presente en la interacción de
los seres humanos. Esta perspectiva, basada en el concepto de paz imperfecta, es desarrollada por el
filósofo español Francisco Muñoz. Por ello se habla de «mediaciones» en plural,
porque son muchos los momentos y espacios donde diariamente se dinamizan
conflictos. Asimismo, hay personas que por su actitud, postura política o
posición y función en la sociedad activan de una manera más recurrente este
mecanismo en los distintos niveles.
Una
propuesta entonces sería identificar, organizar y fortalecer a grupos de personas que por su labor, posición e/ó institución a la que pertenecen median permanentemente (quizá de manera no deliberada) entre sectores del gobierno nacional y la oposición. Todo ello para potenciar sus capacidades
mediadoras en cuanto al abordaje del actual conflicto político en Venezuela. Mediante
el ejercicio de una mediación reguladora consciente y a través una red multi
nivel se desarrollaría un proceso de potenciación de espacios de paz de manera deliberada a fin de aumentar las
instancias de interacción entre representantes de gobierno y de la oposición,
así como a sus seguidores, a fin de retomar el reconocimiento del otro y
los mecanismos pacíficos canalización de las diferencias, apoyados en el
respeto a la Constitución, las formas y la actuación responsable de las
autoridades. Ciertamente, uno de los grandes retos es nuestros días es el reconocimiento de los actores que diariamente facilitan instancias de paz y que desarrollan dinámicas constructivas en la interacción de los venezolanos. Son de hecho, una gran mayoría, pero poco empoderada debido a nuestra esquizofrenia cognitiva que se enfoca en destacar los hechos de violencia. Sin desconocer estos últimos, es importante desarrollar una iniciativa en este sentido para impulsar y reinventar nuevas instancias mediadoras que dinamicen la relación entre gobierno y oposición. Esta labor será exitosa en la medida en que: a) los medios de
comunicación apoyen mediante campañas de concienciación; b) las instituciones,
en especial la Asamblea Nacional y los órganos legislativos regionales,
refrenden los espacios activados y/ó los acuerdos alcanzados; c) la población
se movilice y legitime ante la opinión pública la labor de los mediadores.
A diez de
años del acuerdo entre gobierno y oposición, esfuerzo importante en la
regulación pacífica del conflicto, muchas preguntas quedan en el camino: ¿Qué ha
pasado con toda aquella buena intención por la paz y el diálogo que
representantes del gobierno y la oposición manifestaron en el Acuerdo suscrito
en mayo del 2003?, ¿Qué pasó con el mecanismo de enlace para darle continuidad
a lo establecido en dicho documento?, ¿existe hoy realmente voluntad de
potenciar el diálogo por parte de los nuevos representantes del gobierno y la oposición?, si
bien se le dio una respuesta pacífica y electoral a la delicada situación que
hace una década atravesaba Venezuela ¿cómo asegurar que los procesos de
negociación tengan consecuencias en las causas profundas de los conflictos más
allá de los efectos inmediatos para dinamizaciones coyunturales?, ¿cómo pueden los ciudadanos presionar efectiva y pacíficamente a los representantes políticos de ambos sectores para retomar los compromisos asumidos en este acuerdo? En fin son
preguntas para los actores políticos, para la sociedad venezolana, para los
mediadores nacionales e internacionales, para los académicos y para todos
aquellos que vemos la necesidad de reinventar mecanismos y alternativas innovadoras
para mediar y dinamizar pacíficamente el conflicto político en Venezuela.
Desde entonces se han publicado al menos dos importantes libros que ahondan en el desarrollo de esta experiencia mediadora y sus consecuencias en la regulación del conflicto. En primer lugar es ineludible destacar el libro "Mediación Internacional en Venezuela", del año 2012, de autoría de Jennifer McCoy y Francisco Diez, ambos mediadores protagonistas del equipo técnico del Centro Carter quienes, junto a los representantes de la OEA y el PNUD, impulsaron el acuerdo entre el gobierno y la oposición. Este libro es editado por Gedisa en el marco de su colección Prevención, Administración y Resolución de Conflictos (PARC) y es una interesante conjugación entre lo teórico y lo práctico, entre el deber ser y lo que realmente los mediadores viven y enfrentan en una mesa de negociación real. Por otra parte, destaca el libro del politólogo venezolano Miguel Ángel Martínez Meucci titulado "Apaciguamiento: el Referéndum Revocatorio y la consolidación de la Revolución Bolivariana", de la editorial venezolana Alfa, colección Hogueras, también del año 2012, y en donde se analizan las consecuencias de este proceso más allá del referéndum revocatorio que facilitó e impulsó una salida electoral al conflicto, al menos en una de sus más violentas fases. Finalmente, también señalo un artículo de mi autoría publicado por la revista Cuadernos Unimetanos de la Universidad Metropolitana, como parte de una ponencia realizada en el IX Simposio de Ciencia Política realizado en el año 2011 en la Universidad Simón Bolívar. "La mediación para la regulación del conflicto político en la Venezuela de hoy" es un acercamiento breve a el proceso mediador del año 2003 y donde señalo algunas alternativas para potenciar nuevas instancias mediadoras en la Venezuela de hoy. (para más información pueden consultar el link http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4052711)
Desde entonces se han publicado al menos dos importantes libros que ahondan en el desarrollo de esta experiencia mediadora y sus consecuencias en la regulación del conflicto. En primer lugar es ineludible destacar el libro "Mediación Internacional en Venezuela", del año 2012, de autoría de Jennifer McCoy y Francisco Diez, ambos mediadores protagonistas del equipo técnico del Centro Carter quienes, junto a los representantes de la OEA y el PNUD, impulsaron el acuerdo entre el gobierno y la oposición. Este libro es editado por Gedisa en el marco de su colección Prevención, Administración y Resolución de Conflictos (PARC) y es una interesante conjugación entre lo teórico y lo práctico, entre el deber ser y lo que realmente los mediadores viven y enfrentan en una mesa de negociación real. Por otra parte, destaca el libro del politólogo venezolano Miguel Ángel Martínez Meucci titulado "Apaciguamiento: el Referéndum Revocatorio y la consolidación de la Revolución Bolivariana", de la editorial venezolana Alfa, colección Hogueras, también del año 2012, y en donde se analizan las consecuencias de este proceso más allá del referéndum revocatorio que facilitó e impulsó una salida electoral al conflicto, al menos en una de sus más violentas fases. Finalmente, también señalo un artículo de mi autoría publicado por la revista Cuadernos Unimetanos de la Universidad Metropolitana, como parte de una ponencia realizada en el IX Simposio de Ciencia Política realizado en el año 2011 en la Universidad Simón Bolívar. "La mediación para la regulación del conflicto político en la Venezuela de hoy" es un acercamiento breve a el proceso mediador del año 2003 y donde señalo algunas alternativas para potenciar nuevas instancias mediadoras en la Venezuela de hoy. (para más información pueden consultar el link http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4052711)
Los
venezolanos desean paz, vivir en un país en el que todos los sectores políticos
y sociales sean respetados, en el que el diálogo y los objetivos superiores
sean el faro que guíe a nuestros dirigentes. Es una aspiración más que
legítima. Pero es necesario ir más allá, promoviendo espacios alternativos que
permitan fortalecer los mecanismos para la regulación pacífica de los
conflictos.
* Doctor en Estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo por la Universitat Jaume I. Investigador externo del Instituto de Desarrollo Social y Paz de España.
Qué bien Francisco. Felicidades por el blog y el artículo, tan necesario en el país. Mira, solo quisiera hacerte los siguientes comentarios:
ResponderEliminar1. Cuando dices: "...cada vez más son los hechos donde la aplicación de la ley y la actuación de las autoridades pareciera estar más apoyado en criterios partidistas distintos al interés democrático"
¿Cuáles crees son esos hechos hoy día con el gobierno de Maduro? ¿son comparables al contexto del 2002-2003? Aunque es evidente que no es el mismo contexto, pero sigue habiendo alta polarización política, creo que estamos lejos a la situación de incubación del conflicto de ese entonces, a no ser que, en este nuevo escenario los nuevos factores "contextuales" creen un nuevo ambiente de conflicto, más similar al 89 que del 2002 (contexto económico, inflación, escasez....debilidad institucional para encauzar conflictos, baja legitimidad política)
2. Cuando dices: "...a nuestra esquizofrenia cognitiva que se enfoca en destacar los hechos de violencia"
¿Crees que es algo propio de los vzlanos? ¿O es un "estado del arte" de nuestra actual cultura del espectáculo y por tanto de la sociedad occidental en general?
3. ¿Cuáles son esos grupos de personas que por su labor, posición e/ó institución a la que pertenecen median permanentemente y que es una propuesta para disminuir la violencia del conflicto hoy día?
Excelente de nuevo!
Muchas gracias por tus comentarios Nelson. En cuanto a tus inquietudes comparto estas impresiones:
ResponderEliminar1. Ciertamente la situación actual no se parece a la de hace diez años. En aquel entonces los principales actores de la oposición accionaron de manera violenta y hoy transitan por vías pacíficas (al menos su mayor parte). El gobierno, por el contrario, se ha ido radicalizando progresivamente, y de manera determinante con la pérdida de su máximo líder. En los actuales momentos, el conflicto político se mantiene y ambos sectores siguen jugando a la polarización, más el gobierno que la oposición. Si bien el gobierno nacional es el que utiliza más el discurso de la violencia (revolución, guerra económica), dudo que hoy en día si el gobierno llamara a dialogar los principales dirigentes de la oposición estos quieran participar de una iniciativa de este tipo. Más aún cuando las denuncias sobre los resultados electorales presidenciales por parte de la MUD no fueron gestionadas adecuadamente por las instituciones respectivas. Una gestión responsable, diáfana y oportuna de este conflicto hubiese fortalecido las instituciones y aumentado su legitimidad. Ahora por el contrario lucen debilitadas. Esta debilidad dificulta un acercamiento entre ambos sectores. Sin embargo, estoy convencido que la mayor parte de la población, independientemente de su preferencia política, aspiraría y apoyaría un diálogo constructivo y plural sobre los principales temas que inquietan a los ciudadanos.
2. Cuando me refiero a la esquizofrenia cognitiva me refiero a esa tendencia en la cultura Occidental por destacar los eventos de violencia por encima de los eventos de paz, a pesar que estos últimos son mayoritarios. No es ignorar la violencia, es darle su justo peso. Pareciera que aunque aspiramos la paz, la pensamos en clave de violencia. Vemos la paz como un fenómeno deseable pero lejano, utópico. Al final pareciera que la violencia es lo único en nuestra cotidianidad. No obstante, el filósofo Francisco Muñoz, viene desarrollando desde el año 2000 la idea de una paz imperfecta, es decir, en permanente interacción con otras instancias, incluso violentas. Esta idea permite desmontar el concepto de paz del altar donde normalmente lo colocamos y acercarlo a nuestra cotidianidad. La paz es cotidiana, la violencia está en la cotidianidad pero de manera excepcional. La paz no es algo que alcanzaremos de manera absoluta algún día, son instancias que ya existen en la cotidianidad porque dependen de nuestras capacidades para su activación.
3. Los seres humanos mediamos diariamente con conflictos cotidianos y lo hacemos por vías pacíficas (excepcionalmente por medio de la violencia). De modo que la paz es una capacidad que activamos permanentemente (la violencia es también una capacidad que decidimos cuando y donde activarla). La mediación es, por una parte, una capacidad de actuar como tercero para la regulación pacífica de un conflicto entre dos o más partes. Por otra, podemos identificarla en todas aquellas instancias, espacios y momentos en que interactúan personas de distintas tendencias a pesar de sus diferencias. Esta sería la visión imperfecta de la mediación (más bien “mediaciones” por su gran cantidad). En Venezuela tenemos instancias con las cuales nos identificamos todos los venezolanos, personalidades de las cuales todos nos sentimos orgullosos, instituciones que cumplen una labor que todos valoramos. Son estas instancias-personas-instituciones que debemos identificar, fortalecer y empoderar a fin de que esa capacidad mediadora (implícita, natural, etc) pueda concienciarse y emplearse de manera deliberada y constructiva para el incremento de los canales de diálogo y entendimiento entre los venezolanos. Esto será posible en la medida en que reflexionemos sobre el conflicto, generando teorías, alternativas y mecanismos prácticos. La solución está en nuestras manos.