lunes, 31 de marzo de 2014

La Constitución es la salida pacífica

Por: Francisco Alfaro Pareja

Venezuela vive hoy uno de los momentos más aciagos de su historia  republicana y democrática. El 12 de febrero de 2014 marca un punto de inflexión en la dinámica de nuestro tiempo. La polarización y la exclusión política de los últimos años han generado un proceso de radicalización en las acciones de protesta de un sector de la población que no se siente reflejado institucionalmente, a pesar de representar electoralmente, al menos, el 50% del voto popular. A su vez, la reacción del gobierno nacional ha sido de más violencia.
Muchas son las causas para que los venezolanos hayamos llegado hasta aquí, pero sin lugar a dudas, la principal es el progresivo abandono de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por parte del gobierno nacional, como espacio de consenso entre los venezolanos.


Así como es posible asegurar que un importante sector de la oposición conspiró activamente al menos hasta el año 2005 buscando salidas no constitucionales, es posible señalar que un sector importante del gobierno del presidente Chávez y ahora del presidente Maduro, viene conspirando contra la Constitución desde el año 2007, fecha en la que la propuesta de reforma constitucional fue rechazada por referéndum consultivo.
Contra la Carta Magna se conspira - por citar algunos ejemplos - al involucrar a la Fuerza Armada Nacional en actos de proselitismo político o con la reincorporación de políticos activos y electos popularmente por un partido a su seno; al hablar de Comunas y Estado Comunal, en vez de Municipios y Descentralización; al hablar de Revolución y Socialismo en vez de hablar de Democracia y Estado democrático y social de Derecho y de Justicia; al retrasar  la fecha en el nombramiento de los representantes de los poderes Judicial, Moral y Electoral; al instalar la reelección continua para cargos de elección popular (contraviniendo el principio de alternabilidad señalado en el artículo 6); al nombrar una directiva y presidencias de las Comisiones de la AN de manera unilateral y unicolor (contraviniendo el principio de pluralidad política contenido en el artículo 2); al usar listas políticas que restringen la igualdad en el derecho al trabajo en instituciones públicas; al presentar una sola versión de los hechos a través de los medios públicos del Estado; al manipular la enseñanza de la historia en los planteles de educación primaria y secundaria y en los medios de comunicación; al no presentar ante la Asamblea Nacional la lista de responsables por la malversación de las divisas extranjeras en 2013.
En ese sentido, si queremos que se avance en un verdadero diálogo, si realmente hay voluntad política para que la Comisión Nacional de Paz sea ese espacio para la regulación pacífica del conflicto, es necesario retomar previamente el hilo Constitucional, respetar su articulado y creer en sus principios y valores amparados en el artículo 2. Nada más ni nada menos.  De lo contrario se conspira activamente contra la paz y la convivencia democrática de los venezolanos. Si esta Constitución ya no representa el sentir de un sector político importante del país, entonces debe proponer su reforma o su derogación a través de una Asamblea Nacional Constituyente.
 

Creo prudente recordar y parafrasear las palabras del Alcalde de Baruta, Gerardo Blyde, en la reunión realizada en Miraflores, el pasado 18 de diciembre, cuando le dijo al propio presidente Maduro, en cadena nacional, que después que la oposición había adversado el proyecto de Constitución en 1999, este había calado como la carta magna para el encuentro de todos los venezolanos, al ser la propia oposición quien la defendió en el año 2007. Recuerdo que Maduro aplaudió esta intervención. En la  afirmación de Blyde está la clave, porque re identifica el espacio común que nos une a todos los venezolanos: la Constitución. 

(Artículo publicado en el diario 2001)

No hay comentarios:

Publicar un comentario