lunes, 21 de julio de 2014

La realidad del otro


Francisco Alfaro Pareja
@franciscojoseap

La semana pasada visité una escuela en San Agustín del Sur, Caracas. Pude conversar con una persona que nació, vive y trabaja en la comunidad sobre los principales problemas que enfrentan, tanto en la escuela como en su sector, así como la forma en que buscan superarlos. Escuché historias alentadoras, sorprendentes, alegres y tristes. Entendí que sus problemas no son los mismos de los que vivimos abajo en la ciudad. Entendí también que si bien algunos problemas se han incrementado en su sector, ella ha mejorado su calidad de vida en otras áreas. Una mejora que para los que vivimos en la ciudad es cuestionable, pero para ella lo es todo.
Sin ánimo de generalizar su situación ni tampoco generalizar mi percepción sobre la situación de los sectores populares, pude entender que uno de los principales conflictos que enfrenta Venezuela es la incomprensión del otro, del que opina distinto. La empatía es la capacidad de “ponernos voluntariamente en los zapatos del otro” para entender su realidad y vivenciarla.
Vivo con preocupación la poca disposición de muchos venezolanos a ser empáticos para entender por qué un sector de la población se declara abiertamente chavista y otro abiertamente opositor ó incluso NiNi. Mayoritariamente se explican las posturas del otro alegando ignorancia, mala fe, ideologización o favores económicos recibidos.

Pero qué tal si nos preguntamos ¿por qué el otro no ve la situación del país igual que yo la veo?, ¿por qué no le preguntamos directamente?, ¿por qué no pasar por encima de la manipulación política? Quizá así podríamos entender sus razones y sus problemas y, a su vez, el otro podría entendernos. Dialogando se entiende la gente. Empatizando es posible encontrarnos como hermanos.

sábado, 12 de julio de 2014

Liderazgo conciliador


Por: Francisco Alfaro Pareja
@franciscojoseap

En medio de tanta incertidumbre, inestabilidad política, división en el gobierno y la oposición, crisis económica, frustración en la sociedad, fragmentación en la administración de la violencia por parte del Estado y visiones contrapuestas sobre el presente y el futuro del país, cualquier escenario es posible en Venezuela en el corto plazo. A esto se suma la escasez de un liderazgo fuerte con capacidad de reconciliar a los venezolanos.

Si bien estos quince años generaron un empoderamiento de los sectores más empobrecidos de la población,  la polarización política empleada estratégicamente con fines electorales provocó una ruptura en el tejido social y cultural nunca antes vista en nuestro país, al menos desde el siglo XIX. Las consecuencias de este proceso no se han sopesado suficientemente, pero sin lugar a dudas ponen en riesgo nuestro futuro inmediato.

Nelson Mandela tuvo altura de miras para enrumbar a Suráfrica por el camino de la paz. Sin embargo, no logró esto mediante la revancha y la venganza, sino a través del reconocimiento simbólico, la reconciliación de los grupos étnicos, el respeto cultural, la inclusión social, la aplicación progresiva de justica y dando un ejemplo personal de perdón.

En Venezuela tenemos una dirigencia política empeñada en dividir, identificar enemigos internos, exacerbar las diferencias y buscar culpables.  Cuando Chávez llegó al poder desmontó los símbolos y la memoria del país que heredaba y desarrolló una nueva identidad política y cultural basada en la inclusión social pero apoyada en la exclusión de los sectores políticos que lo adversaban. Es crucial que el presidente Maduro o el que lo suceda corrija esta práctica y promueva la reconciliación nacional antes de que sea demasiado tarde. Eso requiere de un liderazgo fuerte, decidido, democrático, amplio y plural, capaz de entender su momento histórico.

   

domingo, 6 de julio de 2014

Reconfiguración política

Por: Francisco Alfaro Pareja
@franciscojoseap
Las últimas dos semanas están mostrando una reconfiguración de fuerzas política en el país, tanto a lo interno del partido de gobierno como en la oposición. El gobierno parece estar decantándose por una postura de pragmatismo económico y aislamiento de sus copartidarios más radicales. Sin embargo, esto ha venido de la mano de una serie de decisiones referidas al fortalecimiento del papel de la Fuerza Armada Nacional en los temas políticos, que podemos notar en el inédito fallo del TSJ que permite la participación del componente militar en actos proselitistas (inconstitucional), la aprobación en gaceta del nuevo registro militar, la creación de la Brigada Especial contra las actuaciones de los grupos generadores de violencia y la solicitud de la fuerza naval para hacerse cargo de la reclamación territorial en el Esequibo. Es decir, un reposicionamiento del gobierno hacia una postura con mayor peso de los militares en el gobierno (¿Llave Maduro – Cabello?).
Por su parte, el sector de la “izquierda trasnochada” (llamada así por Maduro), acusa al gobierno de exclusión, ausencia de dialogo e hipersensibilidad a la crítica. Algo a lo que los sectores opositores están acostumbrados desde hace más de 15 años.  Por eso sorprende el meritorio caso de  Vanessa Davies al solidarizarse públicamente con Luis Chataing. Todo este debate, se da a la par de la reconfiguración de las fuerzas opositoras que viene desde principios de año y que probablemente generará una redefinición de la Mesa de la Unidad Democrática.
El gran drama es el congelamiento del diálogo entre gobierno y oposición. Pareciera que el liderazgo político se ha divorciado del sentir de la sociedad y, cuando esto pasa, otros grupos y/o actores pueden tomar la iniciativa, más aún cuando la crisis económica ahoga. Ojalá que sea pacífica, democrática y constitucionalmente.