sábado, 12 de julio de 2014

Liderazgo conciliador


Por: Francisco Alfaro Pareja
@franciscojoseap

En medio de tanta incertidumbre, inestabilidad política, división en el gobierno y la oposición, crisis económica, frustración en la sociedad, fragmentación en la administración de la violencia por parte del Estado y visiones contrapuestas sobre el presente y el futuro del país, cualquier escenario es posible en Venezuela en el corto plazo. A esto se suma la escasez de un liderazgo fuerte con capacidad de reconciliar a los venezolanos.

Si bien estos quince años generaron un empoderamiento de los sectores más empobrecidos de la población,  la polarización política empleada estratégicamente con fines electorales provocó una ruptura en el tejido social y cultural nunca antes vista en nuestro país, al menos desde el siglo XIX. Las consecuencias de este proceso no se han sopesado suficientemente, pero sin lugar a dudas ponen en riesgo nuestro futuro inmediato.

Nelson Mandela tuvo altura de miras para enrumbar a Suráfrica por el camino de la paz. Sin embargo, no logró esto mediante la revancha y la venganza, sino a través del reconocimiento simbólico, la reconciliación de los grupos étnicos, el respeto cultural, la inclusión social, la aplicación progresiva de justica y dando un ejemplo personal de perdón.

En Venezuela tenemos una dirigencia política empeñada en dividir, identificar enemigos internos, exacerbar las diferencias y buscar culpables.  Cuando Chávez llegó al poder desmontó los símbolos y la memoria del país que heredaba y desarrolló una nueva identidad política y cultural basada en la inclusión social pero apoyada en la exclusión de los sectores políticos que lo adversaban. Es crucial que el presidente Maduro o el que lo suceda corrija esta práctica y promueva la reconciliación nacional antes de que sea demasiado tarde. Eso requiere de un liderazgo fuerte, decidido, democrático, amplio y plural, capaz de entender su momento histórico.

   

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