Desde su polémica elección como Defensor del Pueblo por parte de la Asamblea Nacional en diciembre de 2014, Tarek William Saab, ha desarrollado una serie de acciones mediadoras
entre distintos sectores del país. Iniciando su gestión tomó la iniciativa de
atender el caso de los estudiantes venezolanos en el exterior que debido a los
problemas con CADIVI (CENCOEX) se quedaron sin divisas y a la deriva. Si bien
estos problemas continúan, la Defensoría ha atendido varios de estos casos de
manera activa.
Por otra parte, el Defensor se ha abocado a mejorar
ciertas condiciones en el trato a los presos políticos que, desde el año 2014,
ocupan las cárceles del país. Aunque su actuación no ha influido en solicitar
activamente al Poder Judicial la realización de juicios justos y sin dilaciones
(tal como debiera hacerlo), al menos ha influido para lograr algunas medidas
cautelares, casa por cárcel, visita a los privados de libertad o la liberación bajo medidas de presentación de
algunos de ellos. También bajo la
gestión de William Saab conflictos como los de la directiva de Polar y algunos
de sus sindicatos han encontrado bajo la Defensoría una instancia mediadora.
Asimismo, si bien la actitud de la Defensoría ante la implementación
de la Operación de Liberación del Pueblo, ha sido nula ante las denuncias de
los familiares de algunos de los fallecidos, tal como lo ha denunciado la ONG
PROVEA, el Defensor se ha manifestado en contra de opiniones de algunos voceros
del PSUV que justificarían la necesidad de armar a la población para la
autodefensa frente a la delincuencia.
Finalmente, en días recientes, con motivo de la sorpresiva
reunión entre el presidente de Fedecámaras, Francisco Martínez, y el primer
vicepresidente de la Asamblea Nacional, Elvis Amoroso, el Defensor manifestó su
disposición a facilitar cualquier tipo de encuentro que facilite el diálogo
entre los venezolanos.
Sin lugar a dudas, la grave situación económica que
enfrenta el gobierno del presidente Maduro, el descenso en las encuestas, la
pérdida de apoyos internos y un posible cambio en el balance de fuerzas dentro
de la próxima Asamblea Nacional, pudiesen ser las alertas que sugieren al
Defensor tener una actitud diferente ante el sector que podría ser ya la fuerza
política mayoritaria del país. También,
por qué no ¿un retorno a sus orígenes como activista de Derechos Humanos en la Asamblea Nacional Constituyente?
Ciertamente, William Saab se encuentra en aguas
turbulentas, entre un cargo que el exige autonomía, apego a la ley y valentía y
los compromisos políticos derivados de sus nexos con el partido de gobierno. Una
actitud militante en los Derechos Humanos y la Constitución lo obligaría a
desmarcase de la militancia política. Esto podría generarle conflictos con el
PSUV y el gobierno nacional pero podría abrirle paso a consolidarse como un verdadero
Defensor del Pueblo y un posible mediador necesario en la Venezuela del año 2016
que, seguramente, será más conflictiva.
Tiempo de definiciones en donde se le plantean dos caminos: activar sus capacidades para la paz, apegado a la constitución y las leyes o transitar por el camino de la exclusión, la parcialidad y, por ende, de la violencia. A juzgar por sus actos.
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