Francisco
Alfaro Pareja
@franciscojoseap
La percepción dista con frecuencia de la realidad.
Quien percibe lo hace la mayoría de las veces no con toda la información
disponible para hacerse un juicio exacto. Aparte, la percepción es influenciada
permanentemente por valores, opiniones y preferencias. Si hubiesen hecho una
encuesta de percepción entre los pasajeros del Titanic, después del choque
contra el iceberg, la mayoría hubiese pensado que el barco jamás se hundiría. A
pesar de que técnicamente estaban presentes todos los elementos, los pasajeros
no contaban al momento con dicha información. Lo curioso es que ya cuando todo
indicaba la debacle, algunos todavía creían que era imposible lo inevitable.
En Venezuela, nos encontramos en medio del choque
permanente de diversas encuestas de percepción acerca de cómo evalúan los
venezolanos la situación actual y la actuación del gobierno. Los resultados son
variados. Sin embargo, quienes son encuestados responden desde su percepción,
que puede ser favorable o no al gobierno nacional, influenciada muchas veces
por la opinión o las simpatías.
Pero más allá de las percepciones, son distintos los
especialistas que han advertido la gravedad de la situación que atraviesa el
país y su desenlace incierto, a través múltiples análisis técnicos. Podría
decirse que también dichos estudios, a pesar de su rigurosidad metodológica,
están influenciados por la subjetividad, y no lo dudo. No obstante, lo cierto
es que cada día son más los pronósticos, de diversas fuentes y del más amplio
espectro político e ideológico, que coinciden en este escenario.
Más allá de la percepción, la realidad del país
requiere con urgencia de un gran acuerdo nacional que abarque a todos en su
diversidad pero dentro de la Constitución. El iceberg al cual nos acercamos requerirá
del esfuerzo de todos para dar un golpe oportuno de timón.
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